Repensando...la investigación en la educación
Cuando en los años 70 y 80 Elliot Eisner propuso un
modelo de evaluación basado en la crítica artística estaba señalando el camino
que ponía en relación conocimientos y experiencias derivadas de las artes
visuales con concepciones y prácticas relacionadas con la educación escolar.
El
arraigo de esta tradición como forma legítima de considerar lo que es (y no es)
investigación ha llevado por ejemplo a considerar que son sólo los científicos
vinculados a las Ciencias Experimentales quienes realizan investigación (de
verdad), y a establecer una visión/posición jerárquica de éstos respecto, por
ejemplo a los científicos sociales o a quienes realizan su tarea en el campo de
las Humanidades.
Pero después de la crisis de los supuestos del
positivismo y del cientifismo (Ibáñez, 1981; 2001), la noción de investigación
y la forma de abordarla se ha ido ampliando y extendiendo más allá de la
limitada noción de investigación científica, que no permite el estudio de
fenómenos complejos y cambiantes, como son los que tienen que ver con las
maneras de dotarlos de significados a las actuaciones y experiencias de los
seres humanos.
El impacto
de estas ideas, no sólo han supuesto abrir la investigación a otras formas
narrativas que representen geografías de la experiencia humana que habían
quedado ocultas bajo la capa del objetivismo, sino también a cuestionar lo que
es o puede ser investigación.
Eso ha llevado a autores como Eisner (1998) y
Barone (2001) a plantear que la investigación científica es sólo un tipo de
investigación, pero que no es la única forma de investigación posible, sobre
todo si se trata de investigar fenómenos relacionados con comportamientos
humanos, relaciones sociales o representaciones simbólicas. Es por eso que en
la actualidad se habla de investigación etnográfica, biográfica, histórica,
narrativa, preformativa,… (Bolívar, 1998). Desde estas perspectivas que miran
al sujeto y a la narrativa que da cuenta de la experiencia, de lo que se trata,
como señala Eisner (1998: 283), es de “abrir nuevas vías de pensamiento sobre
cómo llegamos a saber y exploramos las formas, a través de las cuales lo que
sabemos se hace público. Tales formas, como la literatura, el cine, la poesía y
el vídeo se han utilizado durante años en nuestra cultura para ayudar a que las
personas vean y comprendan cuestiones y acontecimientos importantes. En raras
ocasiones se han utilizado en la realización de investigación educativa.
Estudiamos la enseñanza con herramientas estadísticas muy poderosas, pero rara
vez la estudiamos también como un arte práctico.
La investigación basada en las artes propone alternativas a la investigación educativa y social que cuestionan el carácter reduccionista de algunas aproximaciones cualitativas, interpela la construcción pre-establecida de conocimiento y pone el énfasis en estrategias literarias, visuales y performativas que posibilitan hacer visible aquello que, de otra manera, se mantendría invisible.
Revisar:
http://revistas.um.es/educatio/article/viewFile/46641/44671
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